Dialéctica animal u "¡Oh, Dios mio, Hegel tenía razón!"

Relato hoy los sucesos que vivo todas las mañanas en lo relativo a mi gato. Dado que el ejemplar felino carece de testículos al sufrir la castración en su tierna infancia, su único objetivo en esta vida es comer (lo de follar le suena raro al chico) y por tanto dedica toda su inteligencia y su agilidad al logro de tal fin. En el inicio de los tiempos el gato esperaba por las mañanas a que mi padre se levantara para darle su comida matutina, mientras yo seguía dormido (olvidé mencionar que el animal dormita en mi habitación), pero el muy jodío descubrió cierto día, en que mis padres no dormían en casa, que yo personalmente era capaz de cumplir la labor de darle de desayunar. Desde entonces mi vida en brazos de Morfeo ha sufrido un vuelco, porque el cabrito de él me despierta todas las mañanas raspando las uñas con la puerta y tocándome los güevos (más literalmente los tímpanos) hasta que le entrego su ración. Pero el pobre no conocía el poder de la inteligencia humana (según los rankings entre las más dotadas del orbe) y yo, astuto cual rapaz, dejé la puerta abierta por la noche para que el, en su simple instinto animal, al ver la puerta abierta fuera a raspar la puerta de mi padre y devolverle la pelota de esta labor que aquí narro. Desconozco las artes que maneja mi padre, pero lo único que sé es que la pelota ha vuelto a mi campo, es decir, que el gato vuelve a darme la coña a mi, ésta vez no limitándose a raspar la puerta (ante la infalibilidad de su nueva treta ha superado la fase de "raspar puertas" por lo que de nuevo mi habitación cierra de noche), sino subiéndose encima mío hasta despertarme. He de reconocer que me ha superado, no hay forma de evitar la nueva situación. Yo, orgulloso homo sapiens, vencido por una evolución de un comerratas. Por tanto me mantendré en mi estatus de derrotado hasta que la perspicacia me de una idea por la que logre que el animal no me despierte todas las mañanas. Aunque la verdad, ya me he acostumbrado.

Villalobos
(Hoy he escrito dos chorradas por el precio de una... debo de estar sembrado)