jueves, abril 20, 2006

Irish songs of rebellion

Estaba yo hoy con mi bicicleta, esperándo en un semáforo, cuando en el instante justo en que el verde de peatones se torna intermitente un señor que se acercaba al paso de cebra decide, en vez de apresurarse como el resto de sus compañeros de a pié, parar a esperar a que este retorne de nuevo a verde para, supongo, cruzar parsimoniosamente. Mencionado que servidor circulaba en vehículo, salí para no comprobar como el ciudadano seguía con lo suyo. ¡Qué gilipolleces se le ocurren a uno! ¿Verdad? ¡Fijarse en un señor que no sufre de mal de prisas entre lo que (tampoco es una ciudad tan grande) es un caos de tráfico! Pues me ha resultado esperanzador, ¡Qué cojones! Una persona que sabe tomarse la vida con calma, y que no era un pensionista tedioso sin ná que hacer, pululando por las mismas calles que cientos de excitados individuos a empujones y carreras. Añadiré que al llegar a casa leí la noticia de que un surcoreano se ha hecho un hara-kiri clavándose un puñal en el estómago para protestar por no sé que... ¡Qué curiosos son estos humanos!

Villalobos

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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»

2:30 p. m.

 

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