A la mierda

Todo a tomar por el culo. Los cines, las discotecas, las bibliotecas públicas (aunque esto, desgraciadamente, no será echado de menos), nuestras muy queridas y democráticas instituciones... todo a la mierda. Ya les pasó a los romanos, mira que bien ellos, los amos del mundo con sus termas, sus orgías y su suprema cultura... pero los jodíos se durmieron en los laureles (Y nunca mejor dicho) y llegó el fornido germano repartiendo leña a diestro y siniestro y ¡Oh, que hemoso latifundio, quedará bien plagado de siervos!, y así, mil años de continuidad política y desarrollo cultural se vieron arrollados por el cabalgar de estos señores del norte. ¿Y eso por qué? Porque ya nadie se preocupaba una mierda por nada. Los patricios a darle a la fiesta sin límite (Quien quiera puede leer "Antonina o la caída de Roma" verá una romanticona visión, que aunque ligera deformación de la realidad histórica con algo de fondo verídico), los grandes terratenientes provinciales a armarse y a crear su propio estado, y la media sociedad a caer en la pobreza y arrastrarse a ser protegidos por sus ahora señores, en espera de los nuevos bárbaros conquistadores... resumiendo, que cada cual se agarra el petate y va donde le lleva el viento. Eso pasa ahora, queridos lectores, tras dos siglos de lucha social y de logros de los que nuestros tatarabuelos se les caería la boina del susto, nos dedicamos a la vida contemplativa y al culto al hedonismo. Que si que zapatos tan bonitos ¡Oh, si, son de Prada!, que si el disco de "el canto del loco", y cuyas únicas reivindicaciones son "Movistar nos quiere cobrar las llamadas perdidas, ¡Todos a hacer una sentada en la sede de Movistar!" (Verídico, hace un par de años) o el tan actual, madre de todas las desobediencias civiles, el fenómeno de los macrobotellones premeditados, ¡Que orgullo para Ghandi si lo hubiera vivido!... Por cierto, intentaba ser sarcástico. Pues nada, chicos y chicas, que sepáis que dentro de un par o tres de generaciones nuestro querido sistema de vida se derrumbará colapsándose a sí mismo (Sí, jodíos nazis, España no se destruirá por la inmigración mora, si acaso ellos retardarán con su espíritu trabajador el inminente derrumbamiento que causamos nosotros mismos). Quizás el único consuelo que pueda daros es que todos nosotros ya estaremos muertos cuando suceda, y quien se vea abocado al hambre, a la esclavitud y a las guerrillas señoriales serán nuestros biznietos, los cuales, infelices de ellos, nos recordarán como la más poderosa y digna de orgullo generación. Si os sirve de algo, se nos verá como la más desarrollada y alta cota de la humanidad. ¡Qué honor!

Villalobos