domingo, febrero 25, 2007

La dictadura del Dogma

Siempre ha sido la Iglesia algo que me ha repateado... es decir, que una cosa es la religión y otra la Gran Casa de Putas, ¡ejem!, perdón, de Pedro, con su querido sumo pontífice al mando del barco, viento en popa a toda vela, quémame a éste allí y cállale a boca a éste acá, y, ahora que ya no queman a nadie - ¿No quieren o no pueden? - es en plan págale unas perrillas a los padres de éste niño que mi cardenal le ha dejado el culo como una mina de trinchera y tal y cual... pero el tema es que la Iglesia, aunque muchos, tanto dentro como fuera, lo nieguen, ha cambiado a la vez que el mundo. Mucha gente de dentro de la Iglesia ya no emplearía métodos que el amigo Torquemada utilizó, o eso espero. Pero lo que me jode de la Iglesia de hoy en día... es que, aún con el mundo que nos rodea no se bajan del carro. Siguen creyendo que tienen la Verdad Absoluta. Y no sólo creyéndolo, que cada uno no tiene la culpa de creer lo que quiera, sino que lo predican a viva voz todos los días, restregando la falta de moralidad de quienes no subvencionan sus tejemanejes y de quienes, ¡Oh, Jesusito de mi vida!, se casan por el juzgado. Hablan de la "dictadura del Relativismo" si no les tragas, sin embargo se olvidan de siglos y siglos de "dictadura del Dogma" ¿Por qué en España se les tiene tanta tirria - merecida - a esos moracos integristas como Ahmadineyad o Bin Laden y a la vez se aguanta que éstos cristianiegos integristas como Rouco Varela o Blázquez inciten al odio y a la rebelión ante la Ley? ¿No se da la gente cuenta? Pero lo más cojonudo es que son capaces de cerrar su altavoz cuando el dinero entra por sus venas... Realmente, si creyera en que Simón edificó sobre la piedra bla bla bla... y que su sucesor hoy viste de blanco, me entraría una crisis de conciencia cojonuda. Por suerte, uno es agnóstico y, si no necesita vitalmente siquiera la existencia de un Dios, una Iglesia para Su gloria como que le da por ahí. Pero yo pediría a esos creyentes que lean ésto que reflexionaran y, que consideraran si realmente necesitan un tipo - una gran familia de "tipos" - que les diga cómo tienen que creer y qué tienen que hacer. ¿Necesitais las amenazas de un confesor para "ser buenos"? Simplemente comportaos como os gustaría que se comportaran con vosotros. Y sed libres.

Villalobos

 
ecoestadistica.com