miércoles, noviembre 08, 2006

Qué cosas

El otro día me encontré una pegatina curiosa, típica de éstas de las campañas publicitarias de las de "te enseño un logo y luego ya te diré lo que anuncia", la cual consistía en un "play" dentro de un círculo negro junto a la palabra "Valladolid". Como ser ajeno a tanta publicidad y a tanta bobada la tiré en la papelera más cercana sin plantearme siquiera a razonar tratando de descubrir el qué podía ser, porque ¿Pa qué? Todo habría quedado en ese simple incidente cuando ayer me fijé en otro anuncio - el muy típico también - que revela cual es el objeto a anunciar de tal campaña. Y resulta que es el Partido Socialista Obrero Español... ni más ni menos. "Soraya Rodríguez, candidata a la alcaldía de Valladolid. PSOE" como si de un champú o un coche se tratara. Yo ya estoy curado de anuncietes políticos, pero lo que se me viene a la cabeza en ese momento es que, tristemente, hemos llegado al punto de que nos tienen que meter el voto en la cabeza como si de una oferta se tratara. De lo vacía de sentido que es al fin y al cabo la política española actual, sea de un partido o de otro. Se va acabando eso de votar a conciencia y en relación con los programas políticos, y se va abriendo el alegre mundo de votar al diseño más bonito, al candidato más guapo y a la mejor camiseta. El alegre mundo de color descerebrado que Miguel Brieva nos muestra cada miércoles en "el jueves" se acerca cada vez a una velocidad más peligrosa a nuestra realidad. ¿Qué ha quedado de aquella época en la que un partido se negaba a formar gobierno en coalición por propia ideología? Ahora todos buscan pillar mordisco del bollo, sea al precio que sea. ¿Qué ha quedado de aquella época en la que los diputados se saltaban la disciplina de partido por votar aquella ley que realmente consideraban correcta? Ya ha perdido todo su sentido debatir una ley en el congreso si nadie va a convencer al otro para votar a favor, salvo honrosas pequeñas excepciones como la diputada pepera Celia Villalobos la cual votó a favor del matrimonio homosexual en contra de la "feroscidad" de su partido... ¿Qué ha quedado de aquellos parlamentos multipartidistas en los que hervía democracia por todas sus paredes?...

Intentaré ser optimista y pensar que en un futuro esta tendencia cambie, que la ciudadanía se conciencie y que utilize esa conciencia para votar acorde a ella, y que los políticos se merezcan la consideración de ser representantes de los ciudadanos en vez de ser una nueva clase dirigente burocratizada que no actúa más que para su cartera y la de sus amigos.

Lo triste es que cada vez que lo pienso no puedo ser optimista.

Villalobos

1 Comments:

Blogger Alberto Gómez said...

Hay un texto, colgado en la red, llamado "la democracia mediática" que es muy ilustrativo. También se llama mediocracia y a veces pienso que lo de medio es por lo de mediocre y no por los medios.

6:27 p. m.

 

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