sábado, septiembre 02, 2006

Baile de máscaras

Sus largas pestañas sobresalían por los rasgados agujeros de la máscara de lentejuelas coloridas.
Sus pechos pujaban por escapar del abrazo opresor del corsé bordado en hilos de plata.
Brillaban, en su piel y en su vestido blanco, las luces del baile.
Sus labios pintados de oro, hacía tiempo que decían mi nombre sin sentirlo.
Tan frágil mi señora, que ahora al verla fría dama de hielo, me arrepentí de haberme enamorado de ella.



El monstruo de 7 cabezas

 
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